Luego
que la Junta Militar llegó al poder tras el golpe de Estado del 24 de marzo de
1976, se creó el Ente Autárquico Mundial’78 (EAM’78), que sería el encargado de
organizar del Mundial. El EAM’78 estaba dirigido por el vicealmirante de la
Armada argentina Carlos Lacoste. Entre otras medidas, el EAM’78 retiró a la AFA
(la Federación Argentina) de los preparativos y mantuvo una política de
opacidad presupuestaria. Aunque no es oficial, se estima que la EAM’78
gastó unos 700 millones de dólares.
Desde un principio la idea original de la Junta Militar fue dar un golpe (otro) propagandístico con
la rivalidad del Mundial. Pero tenían que hacer frente a las llamadas al boicot
que procedían de todo el mundo. Francia era uno de los países en los que más
activo era el movimiento para boicotear el Mundial del 78, si bien no había
acuerdo entre aquellos que tenían como objetivo que el Mundial no se llevara a cabo en un país donde se producían continuadas violaciones de los Derechos
Humanos y los que pensaban que la celebración del torneo era indispensable
para que el mundo conociera las atrocidades de la Junta Militar.
Cuando
Argentina ganó la Copa Mundial en el Monumental de River, cerca de allí, en la
sede de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), el infame lugar donde
se llevaron a cabo las atroces torturas de la dictadura y de donde partían los
tristemente famosos ‘vuelos de la muerte’, se dice que los carceleros y
torturadores gritaron “¡Ganamos!” a los presos, que incluso llegaron a ser
sacados de la ESMA por sus verdugos para celebrar el título en las calles,
antes de volver a su reclusión y a su casi segura muerte.
Les dejo el trailer de un documental que trata sobre la relación establecida entre el Mundial de 1978 y el Gobierno de la Dictadura Militar
Si les interesa ver todo el documental les dejo el link: documental "Mundial '78, el triunfo y el terror"
Dentro del contexto de terror gestado desde el inicio del golpe, el Mundial de 1978 se vivió en las calles. Cada triunfo se hacía sentir como un triunfo del gobierno autoritario.
Un modo de resistencia al terror impuesto por la Dictadura se dio a través de lo propuesto por el dibujante Caloi a través de su personaje Clemente. El gobierno militar quería demostrar a la prensa mundial que Argentina era una país ordenado y respetuoso de la ley. A través del relator oficial del Mundial, José María Muñoz, se impulsaba erradicar el festejo de tirar papaleitos con cada gol y cada triunfo de la Argentina. “¿Cómo
no vamos a tirar papelitos si los argentinos tiramos papelitos?”, se
preguntaba Clemente desde las tiras diarias. Y se transformó en el principal vocero del gusto, del placer y de la tradición del hincha. A Muñoz pasó a
llamarlo Murioz. Y la guerra de los papelitos se hizo masiva. La
gente, obviamente, compró a Clemente y tiró más papelitos que nunca. Tanto
que, camino al Monumental, la Policía llegó a sacarle los diarios para que no
pudiera romperlos y convertirlos en papelitos. Ahí empezó a funcionar el
interminable ingenio popular para superar las vallas policiales. Y cada partido
de la Selección fue una fiesta de papelitos y de burlas a Muñoz. La tarde de la
final, contra Holanda, el césped parecía pintado de blanco...
“Tiren
papelitos, muchachos”, pedía un Clemente formado por cuadraditos y líneas
desde el cartel electrónico del estadio cada vez que aparecía la Selección de
Menotti. Es que el cartel lo manejaba la FIFA, no la organización.
Caloi
y Clemente le habían ganado a la dictadura.
En el siguiente video Caloi relata sus recursos sobre el rol jugado por su personaje, Clemente, durante el Mundial de 1978.
No hay comentarios:
Publicar un comentario